miércoles, 7 de abril de 2010

Transformers


Una vez más hablaré de la tele de los ochenta para introducir mi relato. Les ruego me disculpen la fijación, pero a partir de esa época, la televisión sólo gano canales, a la vez que perdía calidad. 
Pongamos que es una tarde de lunes, después del cole, ¿Qué podías ver en la caja tonta, contando con que tus deberes estuvieran terminados? Pues la serie de robots cuyo jefe era un gran camión que se convertía en un temible asesino de otros robots malotes...Los Transformers.
Aquí en Bolivia, no creo que para esas épocas tuvieran muchos televisores para ver a los transformers en acción, así que se inventaron los suyos propios, el auténtico transformer boliviano. Mucho más útil a la sociedad, por otro lado, además de resolver uno de mayores dicotomías de la sociedad moderna, previamente planteado por el autor.
Pongamonos en la piel de un coche, un coche japonés más concretamente, como Optimus Prime para seguir con la similitud. Casi seguro, a tu dueño le parecerás antiguo en cinco o diez años. Te dejará en algún sitio donde le den tres yenes por ti ¡Vieja Chatarra! Al final si tienes suerte y te libras de la máquina de hacer latas de sardinas, puede que llegues a Iquique, en Chile, donde unos señores te desmenuzarán por completo y te volverán a  montar, pero tu volante estará al otro lado, a la izquierda, no como cuando eras japonés.

PD: Este se perdió la Lección de "Transfórmate con Clase II".
Se quedó, a medias en la metamorfosis automovilística

Tarde o temprano, tu dueño te venderá. Mira tú por dónde, al final de tus días acabas en Potosí, humeando calle arriba y cayendo por gravedad calle abajo, con el contacto quitado. Ahora eres un anciano y vives en el "tercer mundo" y te toca pringar más duro, a 4.000 metros y con gasolina de 80 octanos. Ya ni se sabe cuántos kilómetros tienes, ni casi de que marca eres, pero a nadie le interesa, eres un transformer boliviano, indestructible, reparable hasta el infinito. Además, siéntete orgulloso, tu solito has resuelto el dilema de conducir a la derecha o a la izquierda. Todo es cuestión de una tuerca aquí y otra allá.

1 comentario:

  1. Irish Guitar runs faster than any other.2 de abril de 2010, 16:47

    Joder, menudo Ferrari.
    Pues en una cosa tienes razón seguro: reparable hasta el infinito. Hay que tener las gónadas muy en su sitio para hacer algo así y, además, hay que saber de mecánica (o por lo menos pensar que se sabe). Ya nos gustaría a muchos "Europedos" apañarnos así de bien ante las distintas adversidades de la visa.
    En cierta modo, siento envidia de no tener ese potencial dentro de mi mollera. Tenemos que agradecer al artífice de esa obra de ingeniería el que nos haya recordado que nuestra azotea sirve para algo más que para portar el pelo que aún nos queda.
    Buenas noches desde aquí (prima, escribe algo coño que es gratis...)

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