sábado, 21 de noviembre de 2009

A lo bruto....

19 Noviembre 2009
Ayer fue un día interesante...Amanecimos a las 5am, para ir a Tacombamba a comunicar a cinco comunidades la grata noticia de que han aprobado un proyecto para construir baterias de baños en sus escuelas.

Comenzaba a caer el sol cuando llegamos a la quinta comunidad. Mientras decidiamos donde se ubicarían los baños, los comunitarios comenzaron a discutir en Quechua. Menditxu y yo escuchabamos atentamente intentando adivinar por sus gestos y tonos de voz de que hablaban. Parecía que todo marchaba bien, aunque era evidente que algunas personas tenían opiniones opuestas. Hasta que de la nada un hermano (que es así como se llaman entre ellos) le arreó a otro un puñetazo en la boca. Caras de sorpresa (la de Menditxu y mía) y de normalidad (por parte de los comunarios).

El pobre abofeteado sangraba y se limpiaba con piedras la cara, y se tocaba disimuladamente los dientes, pareciendo que se le movía alguna pieza del impacto. Yo no podía evitar maldecir al abofeteador por poder haber hecho caer un diente a la víctima. En Bolivia sorprende que a la mayoría de personas de 30 para arriba les faltan dientes y no es raro ver a personas de 40 con la boca llena de huecos. Si por un injusto puñetazo ese pobre hombre que tenía la suerte de lucir todas sus perlas, pierde alguna...


Entre tanto comienza a dilubiar, seguido de un intenso granizado. Todos corremos a refugiarnos. Menditxu y yo caemos bajo un tejado junto a F., director de P.A.I.S y P., constructor de dicha ONG. Nos cuentan que antaño, y aún en algunas comunidades, los problemas se resolvían asi, a puñetazo limpio. Incluso hay una comunidad, Tinquipaya, que mantienen una curiosa y violenta tradición.

Hay un día al año en que tiene lugar una gran celebración. Las mujeres lucen sombreros con un espejo. La idea es que en esa noche las mujeres decidirán a quien quieren como pareja y será al afortunado al que alumbren con el espejo. Si por algo la señorita tiene más de un admirador, está en su derecho de tirar una piedra al que no es de su agrado (asi, sin contemplaciones, tan fuerte como quiera). Si se da que a la señorita le gusta un caballero que ya tiene enamorada, las dos mujeres entran en pelea, tirandose del pelo y pegándose hasta que no pueden más. Dicen que ese día el hospital de Tinquipaya acaba llenito hasta las trancas, y que los muchacho del lugar lucen grandes cicatrices en cara y cabeza.



Para mas inri, el carnaval de esta comunidad tiene su fama. En el día grande la gente se calza cascos de cuero en la cabeza y sale a la calle a pegarse con quien se encuentre. La festividad carnavalera alli consiste en eso: el pueblo entero entregado a atizarse hasta encontrar el evento de gran diversión.

Yo me pregunto que pensarán de los españoles, cuando otras culturas conozcan nuestros San Fermines, la Tomatina de Buñuel y otros eventos folclóricos de "riesgo".

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