(N.del Autor: Típico chiste adaptado al ingles...)
Una de mis primas, que ahora es una prestigiosa aparejadora, me enseño, mucho antes de ir a la Universidad, un gran poema, tan vigente hace veinte años como hace dos minutos. Sin ánimo de ser escatológico, sino didáctico hacia mi pequeña parroquia cometera, me atrevo a incluirlo. Reza así:
que sale por el culo
y anuncia la llegada de la próxima cagada.
Para cagar con esmero hace falta
meter el culo por el agujero.
Después de la faena,
se tira de la cadena."
Pero no solo de arte vive el hombre, la sabiduría popular también trata la flatulencia sin miramientos, no en vano, otro gran taxónomo amigo mío, hoy conocido como "Txapi " y apodado otrora "El pelos", clasificaba las flatulencias en su famoso texto "Entre pedos y pedales" de Ed. Bizkazgi (1998):
(N.del Autor: Traducción literal.Disculpen el lenguaje, a todas luces inapropiado para esta publicación)
Pedo Porronpompero: Aquel que hace mucho ruido.
Pedo Espía: Aquel que llega sin que le detectes.
Pedo 007: Similar al anterior pero con licencia para matar.
Pedo Plomo: Aquel que te lo echas y se cae al suelo por su propio peso.
Pedo Torero: Aquel del que solo se puede decir Olé.
Pedo Flamígero: Aquel que es altamente inflamable.
Pedo Cobarde: Aquel que sale entre toses, risas o gritos.
Pedo Corredor: Aquel que te sigue a donde vayas hasta que te lo huelas todo
Lo cierto es que como alguna gente dice, los pedos unen, para bien o para mal.
Yo solía tratar de unirme lo más posible con mi Mamaoca y Fiki, por eso de la cohesión familiar y el amor, pero ellas lo veían desde otra perspectiva pituitarica. A día de hoy, he de reconocer que aun me malinterpretan.
Pero parece que los cambios de dieta, altitud y actitud tienen también sus efectos intestinales. Pues desde que moramos en las "alturas máximas", Ratita y yo estamos "más unidos" que nunca, para lo bueno y para lo oloroso.