Llega el Land Rover con L’doctore y Miss Kishawhili, me subo, nos ponemos a hablar. En el fondo de mi cabeza resuena la pregunta del día, pero pienso:
“ ¿Debo hacerla? Me parece que esa pregunta sonará rara, a fin de cuentas, creo que lo que ha sucedido ha sido un sueño. Maldición, es que fue tan real, que juraría que pasó y si pasó, ellos tienen que saberlo. No hay manera de que haya pasado inadvertido.”
A por todas, lo pregunto y a ver que dicen:
“Oyes, ¿vosotros habéis sentido lo de esta noche?”.
Tremendas carcajadas de ambos en el coche. Uno dice que dormía a pierna suelta y no tiene ni idea, pero que la inglesa le pregunto lo mismo. La otra dice que sí, que 100% que ha ocurrido. No estoy loco, ni mi medicación contra la malaria me está jugando una mala pasada, no esta vez.
-“¡Así que pasó!, y yo he sobrevivido, aunque he de reconocer que me he asustado un poco.”
Llegamos a la oficina tras cinco minutos de comentarios sobre lo que, ya oficialmente, pasó esta noche. La gente está reunida en torno a una mesa, comentando sobre las elecciones y sus resultados, previstos para hoy. Yo pregunto:
-“Oyes, ¿vosotros habéis sentido lo de esta noche?”.
-“Claro que si, ¿a las cinco o así no? Suele pasar, hace dos años pasó”.
Me queda claro ya definitivamente.
La respuesta a que pasó esta noche está dentro del omnipresente lagoTanganyka desde su creación hace nueve millones de años. Son el valle del Rift y la falla que lo origina, que ve vez en cuando se sacuden un poco el polvo de los hombros y hacen que Kigoma tiemble.
Esta noche me sobresaltó la pesadilla de un terremoto, uno pequeño. Me sobresalto el tintineo de los vasos dentro del mueble de la sala, y a visión de las grietas del enfoscado blanco de la pared de mi habitación. Todo esto, solo con un pequeñíto escalofrió tectónico. Me pregunto qué sintieron las gentes de Haiti aquel día de Enero, cuando las migajas que quedaban de su país se desmoronaron sobre sus cabezas definitivamente. Me respondo:
-“¡Miedo, mucho miedo!”
P.D.: Para aquellos/as con tendencias preocupadizas, que quede claro que nada ha pasado y todo está bien aquí.