sábado, 11 de septiembre de 2010

El incidente de la rana

Hace tres semanas me ocurrió lo que he llamado el “Incidente de la rana”. Me parece que es un título con gancho. Imagino que a cada uno de vosotros le sugerirá cosas distintas, pero probablemente pocos acertareis lo que me pasó.

Para entender de qué forma llegué a este punto de la historia, tengo que situaos en lo que es uno de los aspectos a los que más me cuesta adaptarme del contexto tanzano: los bichos.

En Kigoma hay una serie de elementos a los que uno tiene que hacer frente a la hora de adaptarse a la vida aquí: cortes de electricidad casi diarios, una presión de agua de chiste, polvo por todas partes, un mercado miniwini que abastece a la ciudad, etc. Todos para mí son incomparables con lo que es vivir rodeada de insectos y reptiles de diversa índole, además de algún que otro roedor, que hacen que por más que uno se esfuerce en limpiar y echar sprays mata-todo por cada esquina, la casa parezca un zoológico!

Y os preguntareis, con que fauna convivo yo?

• Tengo lagartijas color negro y tamaño vaca, que cagan por todos lados, en grandes cantidades y tamaños.

• Tengo unas avispas negras de patas largas amarillas, que si te pican dicen que ves las estrellas.

• Tengo arañas negras que saltan y otras marrones gordas que corren maratones por la pared cuando las persigo con la zapatilla.

• Tengo hormigas para dar y regalar…de estas dicen que cuando empiezan las lluvias, como se colapsan sus hormigueros, salen todas en masa, de forma que por 2-3 horas en su migración entran por cada rincón de la casa y uno no puede moverse hasta que se han marchado. Dicen que parecen un manto negro que se mueve y que uno no puede distinguir el suelo a su paso…

• Tengo unos roedores o reptiles (aún está por determinar) que viven en mi techo, y por las noches a parte de oírlos andar, hacen ruidos como comunicándose entre ellos, de hecho considerando los sonidos que oigo, hay al menos dos tipos de animales. La única forma de que se callen es encendiendo mi linterna, así que a menudo me despiertan en mitad de la noche y me hacen encenderla para poder dormir. Considerando que el techo de mi casa está hecho de finos paneles de madera, el importante peso de estos animales por el ruido que hacen al moverse y los escasos dos metros de distancia del techo a mi cara cuando duermo, las posibilidades de que el techo colapse y me caiga algo encima a parte de no ser despreciables, dan mucho yuyu. Al menos queda el consuelo de tener una mosquitera de separación, que podría amortiguar cualquier caída…

Pues una vez situados en los que es la convivencia con el mundo animal en este país, llegamos al “Incidente de la Rana”. El día que se produjo el incidente estábamos trabajando en las oficinas de uno de los campos de refugiados. En medio de una reunión tuve que salir al baño. Qué sorpresa la mía cuando al subir la tapa del wáter, ¿Qué me encuentro? Una rana del tamaño de mi mano y de color amarillo dentro, que me miraba como si la hubiera interrumpido en medio de su sesión de spa…yo pegué varios gritos que hicieron venir al chico de la limpieza a ayudarme. Juntos volvimos a abrir la tapa del baño (que había cerrado de la impresión con los gritos) y la rana seguía allí. Por unos segundos nos estuvimos mirando los tres, hasta que ella decidió continuar su camino y se fue nadando por la cañería…

No sé si lo peor fue encontrarme una rana en un wáter y plantearme las posibilidades de que esto ocurra, o el intentar usar el baño después. Era imposible hacer mis necesidades sin estar mirando constantemente al pocito de agua, esperando ver a la rana aparecer en cualquier momento y saltar sobre mi, cosa muy coherente por otra parte...


Cuando regresé a la reunión y conté a todos lo que me había ocurrido, la gente me miraba, se reía y hacía comentarios que me daban a entender que lo que me había pasado fuese algo de lo más normal, ¿quién no se ha encontrado alguna vez una rana en un wáter?

Solo deciros que después de este incidente, ir a la baño nunca ha vuelto nunca a ser lo mismo…

7 comentarios:

  1. ¡Por fin se prodigo la hija predilecta de la cometa! Además con una muy buena entrada.
    A mi me pasaba lo mismo en Madagascar:
    Hacer de vientre con una araña de 10 cm y ojos brillantes a tus espaldas no da precisamente ganas de empujar ¡Sino ganas de pirartelas!
    Pronto, cuando esté en Kigoma, me intentaré hacer cargo, como buen Macho Alfa de estos quehaceres. Probablemente fracasaré, pero que no se diga que no tengo buena intención. Luchas contra la Madre Naturaleza la mayor parte de las veces es infructuoso.

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  2. Que ganas de que estes aqui y me acompañes con este zoologico, que se hará mucho más llevadero! lo de la araña tambien tiene lo suyo...

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  3. Pobre ratita, pero tranquila que enseguidita te mando al hombre de la casa para alla.... Besazo mi niña

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  4. ...luego de lo que cuentas con los demas bichos (muy gracioso por cierto) lo de la rana me pareció de lo más normal..un beso nena.. jime

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  5. ayy ayy ayy!! Iker se va??!! no sabia nada!! llevo 1semana sin internet y me acabo de conectar!! Q bienn, me alegro muchoooo!!

    Vaya telita con la rana, ahora cada vez q vaya al baño me acordare tb de ella jajaja.
    Un besazooo

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  6. madre mia marta! que gracia imaginarte, yo me c... por las patas abajo y tu solo les enciendes la linterna :O! Recuerdo en Peru que uno se podia subir a dar una vuelta en libelula o en hormiga y no podias pararte en la selva porque desparecias en una nube de minusculos mosquitos pica-todo. Bonito sitio de paso, pero convivir con enorme cacas de quiensabequebitxo, parece otra cosa no?? besos de apoyo moral. MUAKA

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  7. me reitero en lo dicho, caguensos nooooo! por sorpresa en el baño, cuando uno se abandona, cuando mas vulnerable es y a traicion noooooo! malditas ranas y demas bichos habitantes de los retretes! que trauma pobre marta

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