Camino a las alturas máximas

El otro día, me dio por viajar un poco, así que le dije adiós a Mamaoca y a mis apegados mi Bilbao natal y puse mar de por medio. Dándole vueltas hacia donde ir me sedujo la idead de la ciudad mas alta del mundo como destino quasi-final del viaje.

La Ratita dijo:-Si quiero.-y partió conmigo rumbo a las alturas máximas de Potosí, lugar donde a los españoles nos conocen, para su dicha, o mas bien desdicha desde hace casi quinientos anos, pero una vez mas esa es otra historia que ya contare si se tercia.

Muchas son las horas que hacen falta para llegar hasta este lugar. Lo primero que se te pasa por la cabeza cuando te queda un último pedazo de viaje es:

-Recáspitas, que barato, doce horas de viaje por 2,5 Euros.

Lo segundo, cuando ves el ómnibus en cuestión:

-Vaya, vaya, en este autobús...no vamos a llegar nunca vivos.

Lo tercero, una vez se pone en marcha:

-Como están las calles de esta ciudad.- Mientras botas como las pelotas de goma de esas que te salen, cuando nene, en las maquinas de los bares de gasolinera.

Pero con el tiempo, empiezas a pensar que no son las calles, que son las doce horas las que van a botar junto a ti.

Una vez en las alturas máximas, te das cuenta que todo e mundo te adelanta por la calle. Especialmente las abuelitas de pollera, que llevan un fardo mas grande que la billetera del Sultán de Brunei. El aire no es casi aire, está como vacio y pica cuando respiras profundo. Los lugareños, que parecen habituados a respirar "la nada", dicen que la Hierba Sagrada de los Incas te ayudará con el Soroche, la Coca ( sin Cola, por favor).

Así que la mascas y bebes durante unos días y te cuesta dormir, porque te pasas de dosis y tu corazón arde a 120 rpm.
Lo bueno de todo esto es que al de tres días ya andas como una persona mas o menos normal y que te da la idea de cumplir otro de las viejas promesas que hiciste cuando pive, junto con el Galan Gaélico. La Maratón de Bilbao nos espera en Octubre del 2010.