Sé muy feliz tras Ese Señor Del Que Usted Me Habla,
el que no vive su masculinidad si no amarga.
Quien no ama a una mujer, sino a una llaga,
del que vergüenza siquiera atisbarme camarada.
-
Menditxu
El vocablo “Ese Señor Del Que Usted Me Habla” (ESDQUMH) alude, histórica y
políticamente a “señoros”, que le son ingratos al hablante. El orador, o
escritor en este caso, se quiere alejar de ellos pues le son de naturaleza
molesta. Esa gente/-uza con la que preferiríamos no creernos relacionados, de
la que nos va mal hablar, que quisiéramos no existiera, pero ya es tarde porque
están ahí, y su mal ya se perpetró.
ESDQUMH es lo que me atañe hoy una vez más, como ayer hace 3 años, y me
perseguirá en los quicios de mi córtex siempre y cuando sigan estando entre nosotras.
El caso es que se conoce que conforme a que un “-o” intima con X (-a), Y(-a) o
Z(-a) (siempre son -“a”es) y pregunta
interesadamente, escucha y calla, pasa que cada vez dicen que se oyen a más y
más –“a”es de mi generación (ampliamente entendida como “La de los 80”) decirse
supervivientes (que no víctimas) de algún tipo de violencia de
género (¡Haz el favor de dejar de leer aquí y ve el video!, después si
quieres, sigue leyendo la ficción que sige) por parte de su muy irrespetuoso ESDQUMH de turno. Pero vamos que
hablo, seguramente de chaladuras de una mente pre-apocalíptica, la siempre mía.
Otrora, escuche de la
amiga de una amiga, que yo de este tipo de personas no tengo cerca, que en un
concierto al que asistió, lloró mucho, muchísimo, con una canción de una Divina
Diva, que titula “Sansa” y que habla sobre malos tratos psicológicos. A
ella le evoca a ESDQUMH, un “jovenzuelo universitario de buen ver” (que
ESDQUMH´s también va creciendo en sus
patrones y han de empezar jóvenes para llegar bien añejados a la paternidad)
que ennovio de el “dosmilital” y que la dejo “sin dejarla”, le hizo “ghosting”.
Lo que toda la vida de Dios fuere “pasa de mí y no me habla” y ahora esta
bautizado anglosajonamente, pero que en ciertas personas tiene un impacto tan brutal.
Durante meses en su en su espacio se sintió ella una Sansa…
“Son tus silencios un puño,
golpeando contra mi garganta
Cargas, disparas justo en mi tráquea”
Otra “-a”, la de los
mundos imaginarios, se despierta también llamándole entre sueños de décadas
atrasadas: -“Mi maltratador psicológico”! -exclama… y se lo noto,
indubitablemente desde la trinchera de mi privilegio “betamachuno”, que al
titubearle la laringe, aun a día de hoy le hierven ( o hielan, no sé
discernir), las carnes en su nombre. ¡y que poco, o nada, se ha superado en más
de 3500 días de no-intervención! Porque
a Sansa, le sigue costando, decenas de años después, recorrer los 10 pasos
fúnebres que la familiarizan al sujeto de turno. Desposeído este, y los
subsiguientes ya de su verbo, no tienen ya ni predicado asociado a ella, pero
ahí está su recuerdo, agazapado y emboscante en una esquina. ESDQUMH ya no está
en la mesa del café, pero se le imagina, se le huele, se le siente como si
fuera mañana que se va a vivir.
A otra elusiva “-a” de mis
entretelas, no la dejaban salir con sus faldas a la plaza de su feo pueblín. De
haberla conocido, sabrías que ni con faldas, a lo loco seguro no fuera; pues su
autocensura, impregnada en corrección social, le valía más que mil palabras. La
veo subiendo las escaleras, cercenándose los orgullos y sabiéndose de
antepierna en aflojados pantalones que no entrevieran, ni incitaras a
tercer-“os” pensamientos (porque siempre son los “-o”es los que no controlan.
Ref: Ciertas religiones). Años después también al cruzarlo bajo los chopos de
la piscina en verano, no puede no desviar la mirada. No se le hace inocua la
presencia, de un desmejorado ESDQUMH, el poder sigue ahí?
¿Qué me dices de la
invisible, esa que, del miedo fue gazapa circunstancial y tuvo que salir chiscando
rueda de maleta al amparo de las horas
laborales de “su” ESDQUMH, porque hasta el enfrentar la huida la petrificaba. Ccomo
si cegada por los focos de un coche? ¿Qué que te digo?, me dices que me
responda: Pues como en todos los casos, que ni es ella la que tendría que salir
de escena, ni tal vez camine mi imaginaria “-a” sin puntos suspensivos que la
atenacen alguna noche si visita las pedanías del pasado.
Tantas ahí…La que bailo
con aquel que luego se propaso a la salida del bar y la siguió aterrorizándola.
La que fue esperada en un portal a la noche y le pusieron la mano encima. La
que le metieron “algo” en la copa para llevarla a algún sitio que no recuerda,
pero intuye. La que ESDQUMH casado con su amiga le toco las tetas, mientras
fregaba de espaldas en la pica de su misma, mismísima casa de ella… Yo,
personalmente, no conozco a ninguna de todas estas especimenas. No porque no
existan en mi entorno, sino porque por el hecho de que sencillamente no supe
dar seguridad, no quise preguntar o no quise escuchar lo que dijeran. Si lo
hubiera hecho, no fueran elucubraciones mías, sino realidades con las que
tengencializo a diario en mi existir. Caso que lo hubiera hecho a buen seguro
serian tus hermanas, nuestras tías, sus amigas, nuestras exnovias, tu esposa
tal vez. Y si me dejo volar la cabeza y pienso… Acaso crees que puede que hasta
tu ( si eres ”-o”) o yo (que sí que lo soy) seamos un ESDQUMH de alguna de ellas?
Solo asalto a la duda.
Y son ejemplos de
elucubraciones de mi sesera, seguramente, pero si existieran en mí, serian
ejemplos de mujeres fuertes y que probablemente aun resquebrajen alguna
comisura al pensar esos episodios…Te diría que si hubieran estado frente a mí,
si hubiera dicho yo algo, tras atenta la escucha, fuera en las líneas seguras
de flotación: “!La culpa es del agresor!, y hasta ahora pensaba que si le digo
que se merece ser feliz es tan vacío, como que no le daré ninguna clave de
llegada a la casilla del final, porque está en ella.
Y un día veo que si puede
ser la clave, la de una señora que resonó en el espectro ( yo ni atisbo
soluciones, apenas ni llegaría a acompañar) y dice:
“Creo firmemente que la
mejor venganza tras el maltrato es volver a ser feliz” (by Marina Marroquí).
Cierto es que no te dice
el que/como/cuando/porque, eso está en cada context”-a”. Pero la clave de la
venganza revolotea implícita en el mensaje. Si señoras, no sean neutras y
vénguense. No sean pusilánimes devotas…y sáquenle, o métanle según pinte la ocasión,
su dedo corazón, donde más le duela, ahí, en su falta de poder sobre vuestra
felicidad, la que os salga del real “Nai”.
“Recobrar la personalidad.
Recobrar la vida. 3 de cada 4 mujeres no acuden a terapia para superar sus
secuelas”, por ahí dicen las expertas, van los tiros.
Pero, y como fuere una que
diga: ¡AJA! ¡NO PUDISTE CONMIGO! ¿Como sería no un carpetazo, no un
“Control+Alt+Delete”? Sino un archivar en la estantería donde ponemos las cosas
importantes. Así, a mano, para poder releer el dossier, para poder revisar y
estudiar: NO UN SIMPLE POSTERGO, SINO UN SUPERO!...
Y cuando ya no pensé que
existiera esa figura, me topo con la unicorni-a: Una de carne, huesos, algún
tatuaje y si tiene un cuerno es precioso y mítico, que me atraviesa con su
relato… Una valiente y cuerda de remate, que va y lo hace la tía, despeinándose
y remangándose hasta el sobaco… Va y lo trabaja, y lo hace; lo de volver a “Ser
feliz” tras su/s particular/es ESDQUMH. Y me lo cuenta, no en sueños, sino en
la vida real, porque a esta entrevió en mí una seguridad que intenté habilitar.
Yo la pregunté, sin inquirir, y escuché callaín;
y ella se abrió y me compartió. No te pienses que me las invento a todas. La
única que existe en este cuento, por difícil que parezca, ¡resulta que es la
Unicorni-a!
Pero en un rizo del
destino me cuenta hace nada ella, que con su perdón interno, vino un perdón
externo a ese su rancio señoro. Y este,
recalcitrante ESDQUMH (puede que otros se hayan reciclado a seres humanos
dignos de sociedades en mejoría), inepto y pobre descerebrado, que no llega a
ver más allá de su ínfimo circulo de poder, va y lejos de agradecer ese perdón
en forma de abrazo femenino, fruto del trabajo de la mujer para la mujer, que
redime sin previa petición su deplorable actitud vital cara a la mitad de la
población, ¿que se le ocurre hacer…? ¡Si hija, si!: ¡Volver a las andadas! Y
tirar más mierda al ventilador. Pero sabemos que la otrora “-a” (léase a pequeñita), que ahora es “-AA v.2.0” (tan “-a” que es que requetedobla de “-a” es y tan grande
que es que es “-A”, léase a mayúscula), no se va a quedar ahí mucho tiempo!
Dolerá, recalculara la ruta y sabrá hacer lo que se tiene que hacer, lo que ya
aprendió a hacer, lo que la obligan a hacer en un “encore” no demandado: ¡Ser Feliz!
( a pesar de su ESDQUMH.
Sospecho, fíjate tú, que
la clave esta vez la tiene muy cerca, en sus entrañas, en sus agallas y en la
amical silvicultura inquieta que cultiva en sus rededores y que la acompaña/mos
dondequiera que nos necesite. Y volverá feliz, a no mucho tardar. ¡Le
restregará por la cara al inepto, de ese impecable dominio que solo ella tiene
sobre su felicidad!. Cuando me lo relate (yo con bol de palomitas en mi mano y
la boca abierta a pares), os lo digo en el cada vez más “petit comité” de la
cometa, acá entre Nos. Tal vez le diga a ESDQUMD, así to´ a lo Zahara, con el
brazo en lo alto y la cara pa´tras, toda dramática ella, que le va a cantar las
40 a lo “Sansa” cuando se llegue al final con voz ni medio entrecortada:
“Yo no soy mejor
porque tú me humillarás.
Yo no soy mejor porque tú me anularás.
Lo que me ha hecho fuerte es alejarme de ti.
Lo que me ha hecho más fuerte es acercarme a mí.” (y a
las mías?)
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