domingo, 8 de diciembre de 2013

Aires de cambio en la cometa


Después de 7 meses en nuestras tierras, que han estado llenos de buenos e importantísimos momentos, como ha sido nuestra Boda-Campamento  en El Piélago y el nacimiento de nuestra querida sobrina, vuelve a soplar el viento, y esta, como otras tantas veces, sopla en dos direcciones…

Por un lado sopla hacia oriente, llevando parte de la cometa a Filipinas, y por otro lado sopla al sur, llevando la otra parte a Gambia. Aunque será solo por unos meses, luego la cometa seguirá soplando desde un mismo viento. 

Por mi parte me esperan 16 meses en Gambia, un país que hasta hace dos meses no sabía ubicar con precisión en un mapa y del que me voy encantando cada día un poco más a medida que voy leyendo cosas sobre él. Estas últimas semanas me he estado preparando mentalmente para la partida. He pensado que en la vida es muy importante la perspectiva con la que vemos las cosas, una misma realidad puede verse desde infinidad de ángulos y he recordado un libro que leí cuando era adolescente y que me marcó. Como decía en El Club de los Poetas Muertos el profesor Keating subiéndose al escritorio: “Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba”.

Pienso en que deberíamos siempre escoger la perspectiva positiva de las cosas, deberíamos escoger hacer cada tarea en la vida poniendo grandes dosis de amor. Podría pensar en lo doloroso que será el hecho de que en breve voy a alejarme de mi familia y mi tierra, que voy a pasar 4 meses sin ver a Menditxu. Esta vez quiero elegir otro ángulo, me voy a subir a la mesa. 

Y para recordarme que la vida hay que vivirla con mucho humor, tengo a mano esta foto, que es el mejor retrato de los últimos 7 meses, y que me pone una gran sonrisa en la cara.

martes, 2 de abril de 2013

Prosa Póstuma a "El Monito Ubicuo"


Hoy escribo, principalmente triste, pero con las lágrimas empapando leves sonrisas al pensar en él. Escribo para sellar en mi memoria recuerdos de quien será siempre para mí, la más pequeñamente enorme persona que la capital vasca viera nacer. Entrar por el Portal de Foronda nunca será lo mismo sabiendo que no me esperará en la parada de autobús.

Hoy me dieron la noticia; pienso yo que él no llegó a contar hasta tres;…1 Nervios…2 Nervios. ¡Se quedó en ese segundo segundo y la calma de esa tercera inspiración proverbial, no le llegaría a su corazón! Está vez le falló el temple del escalador que llevaba dentro. Comoquiera que sea, de poco me vale ahora pensar que, o como, tan solo me cuenta el recuerdo, otra vez desde la distancia y me falta ya, aunque no le fuera ver hasta dentro de un mes más.

Uno de mis mejores amigos, sin duda y creo que a él le agradaba esa consideración, el más particular y pintoresco. Muchos, cariñosamente le llamábamos como el título de este texto; bueno, solo "El Monito", por muy rápido que fuera no desafiaba a la Ley de  Heisenberg y se podían determinar con relativa precisión su velocidad y posición, para un instante determinado. Aunque en ocasiones, a duras penas uno podía saber si se encontraba en Brasil como quasi-ilegal, en Argentina en un orfanato, en un lago perdido de Bolivia mascando hoja de coca... últimamente, volaba local; más probable era encontrarle en el Aratz, el Gorbea, Atauri, Arenazao la “Taberna de los Mundos”. ¡Nunca se lo pregunté pero estoy seguro que estaban entre sus lugares favoritos!



Yo le conocí en la universidad, hace ya nada menos que quince años y desde el primer día hasta hoy, he sentido sin remedio, cariño, admiración y mucha proximidad hacia “El Monito”. Aunque no fuera físicamente la misma cercanía de antaño, seguía siendo muy fuerte y especial para mí. ¡Pasaron ya tantos otoños desde la Facultad de Ciencias!, y tengo que decir que "El Monito" fue lo más grande que me llevé de aquel tiempo, de aquellas paredes grises con campas verdes.

¡Las Novias se fueron, tal como vinieron (¡O seguro, más enfadadas!), los papeles de graduación, notas, exámenes! Todo eso pasó...pero nuestras escapadas en metro para escalar a Urduliz en vez de ir a clase de termodinámica, las noches buscando agua en una borda en Gorbea para tomar un té de roca, compartir un salchichón de su pueblo con queso de cabra de Arkaute, sujetar nuestra tienda de campaña contra vendavales pirenaicos, las mejores vacaciones del mundo caminando juntos a Santiago, ¡Tener el honor (él, decía horror) de haberle visto sin perilla!...haber vivido todo eso con "El Monito", no tiene precio, pero si un lugar tallado en piedra dentro de mi frágil memoria. Fue de esas personas que con unos pocos hechos, generalmente pequeños, te lo decía todo, generalmente lo bueno.

Le apodamos "El Monito" por su gusto a escalar y en general a colgarse de lo vertical, horizontal u oblicuo. Recordaré siempre que andaba subiéndose a los árboles y haciendo "la bandera" en las farolas de la calle. A veces yo le acompañaba y hasta le incitaba. Siempre estaba listo para todas las historias medio "jipis" habidas y por haber, malabares, cuerdas, pelotas, bicicletas y mono-ciclos  hasta los brazos de otro amigo, a veces los míos, cualquier cosa le valía a para crear un mini-circo callejero y un ambiente y garrapatero [1].

Desde estos tiempos alegres de escaladas, pacharanes y conciertos de reggae, pasaron muchas primaveras y ahora yo me sé una persona, si no diferente en el fondo, variada en las formas. Algunas, tal vez menos espontáneas que antes, las otras más profundas y adultas. Por eso, en las ocasiones que pensaba que se me escurrió por el hueco del bolsillo aquella originalidad y frescura de antaño, recordaba siempre al “El Monito” y cada vez que podía iba a visitarle, para estar cerca de él y “recargar” mis baterías de frescura. Me gustaba pasarme por su lado, disfrutar de su compañía genuina, de sus “extravagantes aptitudes vitales”, incluso de su forma pausada de comer cincuenta galletas y un café con leche a la una de la tarde.
Siempre pensé que, para bien y/o para mal, por él no pasaba el tiempo y que con sus altibajos, se aferraba a su modo de vida, uno insólito e ininteligible para muchas, cercanas personas de pensamiento más tradicional, respetado y a veces admirado por mí mismo.

Yo creo que se fue como me llegó; como le recordaré: Siendo la misma persona que el primer día conocí, con la que hablé hace quince días; esto es, alegre, mayormente saltimbanqui y sobre todo, sobre todo, una persona “Autentica y Mayúscula”, en el sentido más adulador de la palabra.

El porque el Ubicuo” lo encuentras aquí...
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[1] el término "garrapatero"
Los Delinqüentes: Por decirlo de alguna manera, garrapatero es aquel que es natural, callejero, auténtico, y vacilón (sin pasarse con nadie). En palabras del Canijo: "Eso es como cuando te revuelcas en el barro pero estás a gusto y te da igual mancharte. Cuando eres feliz con lo poco que tienes. La gente que hace la vida más fácil es la gente garrapatera."

jueves, 21 de febrero de 2013

Son mis amigos…es mi familia...mi lugar


Como dice Amaral en una de sus canciones

-Marta me llamó a las 6 hora española, solo para hablar, solo se sentía sola….- y así me sentía yo cuando hable, no con Marta sino con Ratita.

Y la verdad es que me ha venido a la cabeza un concierto al que fui de este grupo y bailé esta canción como un loco, ni más ni menos que en la extinta Plaza del Gas (qué tiempos aquellos en los que estaban siempre sujetando con las piernas la botella de Kalimotxo). Antes seguramente alucinamos con los fuegos artificiales…De todo esto hace más de diez años, seguramente unos doce.

De repente, a veces,  te ves un poco solo o perdido, como en un valle emocional, transitoriamente descendente y te asalta este, u otro, buen rocanrol pegadizo, y te lleva para arriba; medio pensando en estos momentos, inconscientes, pero de mucha amistad y alegría generalizada. La otra mitad sabiendo que nunca más vendrán tiempos como estos pasados y que tuviste la gran suerte de vivirlos con las personas perfectas en la noche (o mañana) perfecta, y múltiple.


Y casi casi de seguido, entre miles de canciones, se decide a arrancar, poco a poco eso sí, el Señor Lertxundi, cantando pausadamente a la misma Patria, que a veces me sobra y últimamente más bien me falta. Le dice que la quiere y muchas cosas más que no comprendo, pero que me arrastran al cole y a tiempos de niño. Escolar rodeado de balones y suspensos, con algunos romances imaginarios, familia y los tomates del Txamberlai que se fueron ya.

No voy a negar que cada vez se me haga un poco  más duro alejarme de donde vengo. Cada vez, sus lazos me van tejiendo más finamente, como si se tricotara en fino ganchillo de perlé. Me entrelaza tan finamente como solo lo puede hacer una madre, que espero esté hoy y por mucho, y te abraza por la noche y te hace un zumo de naranja en la mañana. Tan finamente me liga, como no más lo pueden hacer las manitas, no natas, de una semillita sin nombre, que florece en un vientre conocido. Tan finamente como ver que la naturaleza, si bien en equilibrio, no es estática, que todo parece igual hasta que un día te das cuenta que todo ha cambiado, a veces, muchas veces, sin ti.

Ciertos niños van creciendo a tu alrededor y notas que Tú eres al que casi nunca ven, pero de algún modo inexplicable te quieren casi sin conocerte. Modo infantil e incondicional, de amor sin mucha más demanda que una escucha, una carrera tras un balón o algún secreto. Un amor bello y frágil, que puede ser borrado por una ausencia demasiado prolongada a determinada edad. Yo no quiero que ese sea mi caso. No quiero ser olvidado.

Amigos van haciéndose mayores a tu alrededor también y notas claramente que, cada vez te molesta más no concretar nunca planes, que nadie sepa cuando estas, ni de dónde vienes, ni cuando te vas…pero en fin que no debe ser fácil tampoco para ellos.

 Al final, es Ley de Vida que no se puedan tapar dos agujeros con un solo culo; por lo tanto, no puedes estar directamente involucrado en dos vidas que se den la mano paralelamente pero en dos lugares infinitamente separados. La Galaxia de mi vida profesional y el Universo de mi familia y raíces.
Si pudiera elegir hoy que hoyo tapar con mi única posadera, lo tendría claro, pero no puedo. Lo único que puedo hacer es decírtelo a ti que lees desde donde sea que estés: Hoy lo tendría claro.

Bizkaia Maite, Familia Querida, Amigos Queridos!

martes, 8 de enero de 2013

En que me cambia la vida


En que me cambia la vida,
Que yo ya solo pienso en una cosa,
Que ya solo vivo por un pensamiento,
Que nada más me llena, que saberme en este estado,
transitorio, etéreo y feliz.

En que me cambia la vida,
Que siempre pienso doble,
Que siempre una sombra,
A veces lejana, a veces reiterada conmigo viene,
habita, llama y visita.

La vida me cambia en todo y en nada.
Todo porque no seré más yo solo, mas yo contigo
Nada porque no seremos como todos, sino sin igual.

La vida se queda como está,
La vida se plantea como nunca fue,
La vida pudiendo ser menos, siempre me ofrece más.