Atardece en Basse. Las calles se llenan de niños que vuelven de la escuela, de mujeres que regresan a sus casas para cocinar a sus familias, de comerciantes cerrando sus negocios.
Atardece en Basse para dar comienzo a una noche muy oscura. Oscura porque no hay gasolina en el país y hace tres días no hay electricidad.
Acaba un día de trabajo y todas las personas vuelven a sus hogares a encontrarse con sus familias. Siento que mi mayor anhelo es poder encontrarme con mi familia en la habitación del hostal donde duermo, después del que ha sido un intenso día de trabajo.
Apuro las últimas horas, me adentro en la oscura noche de Basse. Las calles parecen un baile de luciérnagas. Personas aquí y allá con linternas, o la luz de sus móviles, vigilando donde dan cada paso, y expectantes por encontrarse con algún rostro conocido para charlar un rato.
Y a la luz de esta vela, me deleito con un huevo frito con patata cocida. Bala me recibe contento, soy su primer cliente de la noche.
- Cotidianidad -.