Miro los periódicos y veo con asombro que estáis en la calle, gritando o callados en las plazas, indignados. Yo no estoy allí, con vosotros; precio a pagar por la otra cruzada en la que estoy involucrado, la de encontrarme a mi mismo y a mi destino en tierras lejanas.
Hace tiempo que muchos sabemos que esto es una burla, una pantomima que nos dan a cucharadas sin que digamos nada, como en el comedor de un colegio privado. Gracias a Dios hace poco, que más vale tarde que nunca, que muchos otros se están dando cuenta a circunstancias forzadas que algo tiene que pasar y se deciden a hacer públicas sus preocupaciones.
La piel se me pone de gallina y quisiera estar allí en esta encrucijada de ideales, en este baúl lleno de ideas, para aportar la mía:
Cuando terminemos de arreglar nuestro jardín, que ahora nos parece tan feo; nos olvidemos d nuestro patio trasero, ese tan grande que tenemos, donde no crece ni brizna de hierba y el cual no regamos nunca.
Rememoro sitios pasados y fechas diferentes y pienso que la Plaza del Sol, la Circular, la de España tienen que cambiar de nombre:
La plaza del 15-M, así, como os sonó a los que estuvisteis allí.
Al más puro estilo Boliviano, así todo el mundo recordará que si el mundo cambió fue por ti, por tus compañeros y por tu deseo de hacerlo cambiar ese singular día.