Ella vino de visita este Sábado a la Tierruca, se la esperaba ansiosamente, a ella y a su panza de estado de BuenaEsperanza. Protagonista otrora de extensos fascículos de las peripecias de Menditxu, últimamente ha sido más discreta su singladura por mis quehaceres. Aun así, siempre ha tenido, tiene y tendrá un pequeño de mimbre en mi corazón, probablemente subido un una peana de alabastro, ribeteado en dorado y plata . Si el “Monito Ubicuo” era a quien yo me encomendaba para reencontrarme con mi perdida originalidad, o siquiera tomar prestada algo de la suya en tiempos de necesidad vital. Ella era ese mundo paralelo, que todos sabemos existe o hemos oído hablar de él, en el que cualquiera quisiera vivir, la sonrisa que no necesitaba de THC, porque su droga era la vida y la bondad. Lo mismo te tocaba la trompeta en un concierto, que te escalaba un quinto de Atxarte, que te desaparecía por el Cañón de la Peonera, solo para reaparecer, sonriendo claro, como el Ave Fénix a la mañana siguiente, ante tus propias lágrimas. Fue mi más fiel “follower” cuando Instagram no existía y seguir a alguien implicaba dormir en el suelo en un colchón y no hacer un triste clic en un botón virtual. Casi ninguna de mis destinaciones, las europeas al menos, le fueron esquivas: Lund, Dublín, Londres, Oslo…
A ella, hoy la miro con los mismos ojos que siempre la miré, con los de un amigo cariñoso y leal. Se que siempre la tendré ahí y que le pido al cielo que ella sepa que siempre podrá contar conmigo. ¿Sabes cuando dicen que un hombre y una mujer no pueden ser amigos? pues para mi, Ella (entre otras, pero ella la más temprana) es la desmitificación de esa afirmación.
Esta temporada en la Tierruca, que está
teniendo tantos días de Sol como de Nubes, me da la oportunidad de acercarme a Ella un poco más; ¡Prometo no desaprovecharla! Además, es una época muy
especial para Ella y su Don. Cuando justo van a cruzar el umbral que yo pase, con Ratita, hace ya casi 7 años, el de traer al mundo a alguien que la hará, espero/creo/se
incluso sumergirse más en esa fantasía celestial que siempre fue su Cabecita
Loca.
Hoy, que me pilla “el Alba” otra vez
despierto antes que él y me acuerdo de Ella en su reciente visita, pienso en
cuantos cactus
ya sequé y cuantas orquídeas nunca tuve. Y juego a metamorfosearle en
mi mente, porque ella nunca fue cactus que dejara yo secar. Además, y tiene buena
razón en increparme aquí, ella siempre abono nuestra amistad; de tanto en
tanto, como se usa el abono, racionado y cuando la temporada de floración lo
requiere, siempre apostó por nosotros. Siempre me cogió la llamada, siempre
reservó el avión, siempre aceptó el café, siempre invitó al concierto, siempre
presentó a su amiga… ¡Siempre fue ella y poco más necesitó para que la adorase!
Hoy la metamorfoseo, de cactus y la presento como una Orquídea Terca.
Terca, bonita y que se rebela contra el olvido. Tal vez sea el siguiente estadio
de una amistad Cactus, que se vuelve orquídea de una vez, pero con las ventajas de
los cactus y la belleza de las orquídeas.
¡Me gusta la idea!
Así que a Ella: Nos vemos pronto y suerte el mes que viene y el año que viene y la década que viene. Cuenta conmigo para lo que sea.