Nach, ese grande de la Poesía Difusa, me habla directamente por primera vez en años:
""Vi a mi Alegría saliendo de su escondrijo,
Luego se sentó junto a mi voz,
No vivas si vas a hacerlo sin Alma"
Ya me había dado su visión bíblica sobre "El Sexto Mandamiento" décadas atrás (hermosa canción, pero no viene a cuento)
Ahora le escuche personalmente: No como una rima disparada al anonimato, sino como una palmada remitida directamente a mi espalda. Diciéndome: Menditxu, se ha de jugar con alma, si no ¿Para qué?
¡Los MonPei no vivimos sin alma! Tenemos sueños, proyectos y poco a poco ( algunos tal vez demasiado poco a poco) se van ticando de la larga lista a la que siempre hacemos adiciones.
Nuestra última (y también larga, aunque no pesadumbrosa) temporada nos trajo al Norte, al frío y a la tranquilidad. Lejos del polvo y el calor anteriores. La burbuja Nórdica nos meció en lana y nieve, amigos y estabilidad. Tanto y tan profundamente, que nos complacimos un poquito y dejamos de pensar en nuestra Alma y además de en nuestras Raíces.
Afortunadamente, después de estos meses de locura global, que huelga contextualizar, nos dimos cuenta que era la hora esperada y probablemente también algo temida, de re-re-recomenzar de nuevo. De jugar con Alma después de un hiato de paz.
La familia Caracol, (A.K.A. Los MonPei), nos volvemos a La Tierruca, que casi no es nuestra aún, pero la sentimos como si fuera un necesario humus para el cepellón familiar.
Volveremos a ilusionarnos con algo que durante la época Noruega fue más un Elefante Blanco que el Vellocino de Oro. Un silencio que venía a perturbar la calma de la mecedora nórdica, donde cada vaivén cíclico nos traía la misma oscuridad, serenidad, promesa y luz cada doce meses.
Desde ahora tenemos un tiempo de crecimiento familiar exponencial. Acorde con los tiempos logarítmicos habremos de expandir nuevas amistades, tratar de conservar las existentes y afianzarnos en nuestro porvenir como quien-sabe-ques. Seremos además de padres, hijos, hermanos, amigos, deportistas, soñadores, currelas y tal vez emprendedores.
Siento estas semanas un viento que me sopla la nuca y que no sentía hace mucho, el que huele a pasado y a victoria. El viento que siempre propulsó la cometa y que he de decir a menudo me dio por igual miedo y felicidad. La nota diferenciadora es que huele algo más dulzón esta particular Tramontana. Nos lleva a más gente, a un lugar conocido y otrora anhelado.
Repito coro, amados lectores:
"Vi a mi alegría saliendo de su escondrijo,
luego se sentó junto a mi voz, se me acercó y me dijo:
no vivas si vas a hacerlo sin alma,
no ames si vas a hacerlo sin alma,
no hables si vas a hacerlo sin alma,
navega en calma, paz y buen karma"
..¡Lo estamos haciendo bien!
Nos vamos de Oslo en