Después de 7 meses en nuestras tierras, que
han estado llenos de buenos e importantísimos momentos, como ha sido nuestra Boda-Campamento
en El Piélago y el nacimiento de nuestra
querida sobrina, vuelve a soplar el viento, y esta, como otras tantas veces, sopla
en dos direcciones…
Por un lado sopla hacia oriente,
llevando parte de la cometa a Filipinas, y por otro lado sopla al sur, llevando
la otra parte a Gambia. Aunque será solo por unos meses, luego la cometa seguirá
soplando desde un mismo viento.
Por mi parte me esperan 16 meses
en Gambia, un país que hasta hace dos meses no sabía ubicar con precisión en un
mapa y del que me voy encantando cada día un poco más a medida que voy leyendo
cosas sobre él. Estas últimas semanas me he estado preparando mentalmente para
la partida. He pensado que en la vida es muy importante la perspectiva con la
que vemos las cosas, una misma realidad puede verse desde infinidad de ángulos
y he recordado un libro que leí cuando era adolescente y que me marcó. Como
decía en El Club de los Poetas Muertos el profesor Keating subiéndose al escritorio:
“Me he subido a mi mesa para recordar que
hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí
arriba”.
Pienso en que deberíamos siempre
escoger la perspectiva positiva de las cosas, deberíamos escoger hacer cada
tarea en la vida poniendo grandes dosis de amor. Podría pensar en lo doloroso
que será el hecho de que en breve voy a alejarme de mi familia y mi tierra, que
voy a pasar 4 meses sin ver a Menditxu. Esta vez quiero elegir otro ángulo, me
voy a subir a la mesa.
Y para recordarme que la vida hay
que vivirla con mucho humor, tengo a mano esta foto, que es el mejor retrato de
los últimos 7 meses, y que me pone una gran sonrisa en la cara.