hace algunas semanas que se masca en el ambiente que nuestra vida se va pareciendo cada vez más a la ficción que a la realidad sostenida de Puerto Príncipe. Hace semanas que vivimos en el día de la marmota; como Bill Murrays gemelos, nos despertamos cada día a las seis d la mañana, nos duchamos y nos hacemos unas tostadas de pan con membrillo y un jugo de frutas. Autómatas deterministas que se montan en un coche con chófer, para dirigirse a su puesto de trabajo y a batirse el cobre con empleados de mala leche y problemas irresolubles hasta el último minuto.
La gente podría pensar que nuestros días son un devenir constante de atardeceres (s)exóticos, de playas notorias y de aventuras infinitas; la realidad, demoledora, sencilla y finita es bien diferente, salir a comer a algún lugar exacervadamente caro es "tu momento del día", la actividad en la que te despreocupas de tu vida; Un paseo por el monte, el sueño de una noche de verano, Fiestas de Basauri, el de una noche en la vida...
Lo bueno de la vida es que hasta "el día de la marmota" tiene los días contados, a cada momento le envenenamos con ilusiones para que nos deje ya descansar de despertadores y problemas, aunque sea por un tiempo...Nuestro día de algún otro animal, aun sin conocer se acerca y le esperamos con ansia.
P.D.: me disculpen los dos rones de mas.